Psicofármacos y embarazo
Número 19 - 03/2010
Se consideran psicofármacos los medicamentos que se utilizan en el tratamiento de alteraciones del comportamiento, del humor, de la percepción o de otras alteraciones mentales. Durante los últimos años se viene observando un incremento de su consumo, especialmente de ciertos antidepresivos y tranquilizantes como las benzodiacepinas, por lo que cada vez hay más mujeres en edades reproductivas y, también embarazadas, en tratamiento con este tipo de fármacos.
Este hecho, junto con el desconocimiento en general sobre la seguridad de su uso durante la gestación, hace que con frecuencia se tomen decisiones erróneas, tales como la interrupción de embarazos deseados, o la suspensión brusca del tratamiento, con la consiguiente repercusión negativa sobre la salud y el bienestar materno y fetal.
El embarazo es una situación que supone un esfuerzo de adaptación física y emocional, por lo que es muy importante que el estado de salud de la mujer sea el mejor posible. Por ello, es fundamental un buen control médico de las pacientes en tratamiento con antidepresivos, tranquilizantes u otros psicofármacos para evitar recaídas de la enfermedad, la aparición de desórdenes alimentarios (bulimia, anorexia), o un mayor consumo de alcohol, tabaco y drogas, altamente perjudiciales no sólo para la embarazada, sino para el desarrollo embrionario y fetal.
Las pacientes en tratamiento con psicofármacos deben conocer dos aspectos fundamentales: el primero es la importancia de un adecuado control médico durante la gestación (o mejor aún, desde el momento en el que se planea ésta), y a ser posible por el psiquiatra ; el segundo, que existen medicamentos que se pueden utilizar durante la gestación, aunque siempre bajo control médico.
Basándonos en estos dos principios, pasamos a enumerar unas normas generales que deberían seguir todas las mujeres que están en tratamiento con psicofármacos y que planean un embarazo o que ya están embarazadas.